miércoles, 5 de abril de 2017

Destruye cada partícula cuando todo necesita un cambio

MAIA MOROSANO

(Rosario, Santa Fe , Argentina, 1986)

De álamos y ardillas

No me queda más que declinar la noche y separar álamos de ardillas.
De día las ardillas juegan en los álamos.
Las nubes se filtran entre las hojas.
Soy adicta al viaje de las nubes,
a los sismos,
a contar monedas,
a esperar.
De noche los álamos se transforman en casas,
en mansiones o sucuchos prefabricados.
Las ardillas viven
como saben o como pueden.
Un lugar lo hace uno,
primero tira la primera piedra,
después la segunda,
impone orden y progreso,
destruye cada partícula cuando todo necesita un cambio.
Soy adicta al viaje de las nubes.
Verdad que un bostezo puede
provocar un sismo?
Una, dos, tres de un peso.
Diez, veinte, treinta centavos.
Acá hay una de cinco.
Ayer mamá me regaló una alfombra para el baño.
Se terminó el arroz, estoy sin plata.
En mi cama multiplico nubes.

Inédito (tomado de redfederaldepoesia.gob.ar)


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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char