miércoles, 24 de mayo de 2017

Hago el gesto de la pena

Rosana Formía 

(La Francia, Córdoba, Argentina, 1969)

LO QUE PUEDE UNA NOCHE

Los hombres, las mujeres
los sábados por la noche
(en noches de sábados),
acompañados por alguien
que valga o no valga la pena,
confiesan incluso lo que no
sienten durante el resto de los días.

**

El viento mueve el agua,
el agua en una palangana,
el sol refracta el agua,
la refracción atraviesa las celosías,
el reflejo en el cielorraso,
en el cielorraso el agua en movimiento,
a veces, el agua se aquieta,
y el reflejo también.
**
Dime que eres púrpura, mujer

Manos estuosas escuchan.
En el tarro lapidario
se coloca la lluvia
Toc toc tóc son continuoms encerrados.

Párase la lluvia y bípeda
comienza a correr abajo.
Ojos excitados
la oyen autotélica.
Sólida y sobre sí
y hataca.
Me causa ese manantial estridor
torrente lloral.
Ojos excitados
la sienten desmembrarse en el hastial
y caer densamente.
Manos estuosas
la recogen estrellamar.

Oye a sus enemigos.
Dermis seca y leña junta,
y se enciende, y escapa
de ellos mutilada mi cosa.
Alo a ella con la asteria pluvial
y arde también.
Hago el gesto de la pena
por mi lluvia pavor autumnal,
mientras sometida a tan miedo estival.
Noche y silencio
dan desapacibles a la nada.

Tomados del blog emmagunst.blogspot.com

No hay comentarios:

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char