jueves, 15 de junio de 2017

Algo que gotea en un gran lugar vacío

Jorge Aulicino

(Buenos Aires, Argentina, 1949)

[Morse]

Juan Ramón Jiménez, ya no miras a la cara,
el jardín, las fresas, el sol
son tu mundo: habichuelas frescas
en la mesa pulida de la cocina.
Mas tu canon es tu indumentaria.
El traje, la corbata, la barba recortada.
-Todo esto ha estallado en este mundo.
El corte inglés, la ingle inflamada,
son a la vez el interior y el exterior de un cuerpo
que recorre orbes entremezclados,
esferas que se disuelven unas en otras,
calles en las que el crimen no es ya
                               turbio ni enigmático.
La fractura, expuesta.
El locus violento, claro.
La moda, diversas epifanías sonoras
en las que
   se oyen a la vez
la Lacrimosa del Réquiem mozartiano, un bolero agonizante,
repiqueteos indescifrables, un tam-tam, pasos
   perdidos y
algo que gotea en un gran lugar vacío:
como en un mundo, un baño abandonado-.

(inédito)
**
La importancia de llamarse Severo

Mi vida está llena de sombra, mi querido.
Dejo los zapatos debajo de la cama.

El camino imperial. Escolios,  Ediciones Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2012.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char