martes, 3 de octubre de 2017

El filo oblicuo de su cuerpo

LAURA CARNOVALE 

(Santa Rosa, La Pampa, Argentina. Reside en General Pico, La Pampa)

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¿Está muerta la piedra?

La piedra seca de barro
con que construye el hornero su nido
la piedra limpia del agua.
la piedra fría de hielo.

La pequeña piedra,
ese escombro que fue otra casa
y hoy es parte de mi casa.

Cada una
sola y con otras,

piedras que cambian

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Nada que decir.
Se despereza la vida y desayuna,
junto a mi,
sentada a mi mesa.

A veces los hijos son
esa palabra por nombrar.

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Humedezco mis piedras verdes
para que alcancen
su voluntad de brotar.
Y no sólo lo espero
además lo creo
desmedidamente.

Del negro carbón
también nace el fuego.

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No es el color lo que designa a las piedras,
no es su proporción
ni su redondez
ni siquiera
el filo oblicuo de su cuerpo.

Es ese temblor,
el ruido de su voz en el agua.

De Piedras verdes (Ruinas Circulares, 2017).

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char