ANDRES CURSARO
(Neuquén, Argentina, 1968. Desde 1990 vive en Rada Tilly (Chubut), Argentina)
Parte I.
“De humo estaba hecha nuestra congoja”
Juan José Sena
1.
De dónde se me viene ese humo ese olor a goma quemada no es el piquete de la ruta es el sabor de la escarcha bajando a los frutales en plena noche sobre los cardos que se meten en la botamanga de dónde entonces se me viene el humo aquel de tus ojos encendidos cuando miraban las piedras llegar de dónde de dónde se escucha esta tormenta es el humo trae su noche se pierde y vuelve a levantar heladas las cáscaras de lo que fuimos.
2.
Hilario ahí llega entre los surcos carga otra vez una bolsa de pasado en otro mar se escurre y aparece arriba de la planta se escapa y mira al cielo y la piedra otra vez y la puta que lo parió y andábrir la camioneta andá levantar la lona del galpón y andábrir las compuertas del canal del fondo y escuchá escuchame bien si esto llega nos vamos questa tormenta es negra mirá el cielo como está trae peso se caerá acá entre nosotros serán granizos y a la mierda los duraznos los higos manzanas y los zapallos comida para los chanchos el llanto de Hilario.
3.
Refugio de moscas, la cabeza. El cielo es todo lluvia, querida que escapas. Lluvia que no lava esta pena se levanta como un soplo del olvido, agoniza mientras cae piedra cae en tu cabeza, refugio de moscas. Cómo será ahora esperar sonrisas en la nieve. Cómo será que está sin brillo todo lo blanco del cuero, la mosca resbala soplos de olvido. Refugio, la cabeza entre lluvias sin venir amarillando cuando paso caballo de escombros.
4.
Existe una torre que cambia de colores una luz que se aplasta en la noche el cuerpo ese que se iba a cambiar de tamaño al sur o norte Un camino una luz un lugar despacio despacio por las rutas camina sin aviso Existe un caballo rojo el cielo rojo también senos negros que anoche me adormecieron en susto.
5.
De dónde vienes chiva de los senderos de dónde corres tras las ubres de esta madeja de hueso pollo mojado eres con esas plumas que no conocen las crecientes que mueren en la montaña de dónde vienes sendero de las chivas de las ubres secas secas alquílame luz para tu cuerpo señal para un camino sendero de las chivas ubres de la encía filosa cáeme en cruz de madera alquílame de noche cuando el hastío es lo único que muerdes.
6.
Se existe/ solo en la parte de atrás de los árboles/ donde escapan las sombras de hoy/ se existe/ en la parte de atrás de una sombra/ exístese/ como cero.
**
Parte II.
“Lo inventado para la memoria es lo único fiel”
Jorge Teillier
4.
Vide como otras veces nada. Una chispita en el cielo una piedra arrojada a quién que de cabeza al suelo esparce abono. Es sangre gotea en la tierra donde crecerán magníficos los pozos de angustia.
5.
Ay Ceferino, decía Martha ante las velas consumidas. Ay Ceferino indiecito cantor, quién pudiera decirte que serás santo de estampita quemada por la nieve. Quién dirá qué cuando más no hagas que pedir bronce agua en el toldo cajón para esta mortaja que huele a dulce rancio. Ay Ceferino, indiecito de velas inútiles.
**
Parte III.
“Porque no se puede volver atrás, el tiempo viene y
todo crece, y después de crecer viene la muerte.
Pero ya para atrás no se puede andar”.
Sara Gallardo
1.
A esto vienes: correr el cerco, peinar al animal, destrabar compuertas, asesinar la casa. ¿A perturbar con ruido el espanto de no encontrar?
2.
La imagen de la virgen, esa tristeza de armario. La ruta se cierra en tormenta y el cuerpo se deshace en el espejo retrovisor: la carretera que pasa bajo granizo/ el camino que viene enquistado el viento. En la radio, Zitarrosa canta con mi padre: “no hay dolor más atroz que ser feliz”.
3.
Micro lento sobre baba de asfalto. Una postal de ventanilla: perras gordas atadas en alambre. Un hombre besa a la mujer, le deja un bolso de comida en la rodilla. El sombrero negro que se pierde atrás del cerro: el pañuelo saluda ruedas traseras. Se duerme la mujer con el zarandeo el calor del sol atrás del vidrio el bolso en las rodillas el silencio que hizo carne arrastrado en leguas.
Cortesía de Graciela Cros.
Cuerpos de humo. Ed. espacio Hudson, 2017.
El libro se retira por la zona de Almagro (Corrientes y Bulnes) o por la zona del Centro (Corrientes y Paraná).
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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