(Missouri, EE.UU., 1902-New York, id., 1967)
«... Yo no puedo escribir exclusivamente sobre las rosas y la luna porque a veces a la luz de la luna mis hermanos ven una cruz ardiendo y un círculo de oscuras capuchas. A veces a la luz de la luna se ve un cuerpo moreno colgando, linchado, de una cuerda, pero no hay rosas en su funeral».
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ORACIÓN
Yo te pregunto Dios,
Qué camino seguir,
Qué pecado llevar,
Qué corona ceñir
Sobre mi cabeza, Señor?
Yo no lo sé,
Mi Dios,
Yo nada sé.
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El Blues Abatido
Zumba una melodía somnolienta y sincopada
Meciéndose adelante y atrás en un canto suave,
Escuché un negro tocar.
La otra noche en la avenida Lenox
Bajo la penumbra pálida de una vieja luz de gas
Se balanceaba lento...
Se balanceaba lento...
Al compás de este Blues Abatido.
Sus manos de ébano sobre las teclas de marfil
Haciendo gemir al pobre piano con melodías.
¡Oh Blues!
Balanceándose en su taburete desvencijado
Tocaba esa melodía tan triste como un tonto musical
¡Dulce Blues!
Sale del alma de un hombre negro.
¡Oh Blues!
Con una voz profunda canta ese tono melancólico
Escuché un negro cantar, y ese viejo piano que gime—
"No tengo a nadie en este mundo,
No tengo nadie más que yo.
Ya es es hora de dejar esta cara
Y guardar mis problemas."
Pum, pum, pum golpeó el suelo con el pie.
Tocó algunos acordes y después cantó un poco más —
"Tengo el Blues Abatido
Y no me puedo contentar.
Tengo el Blues Abatido
Y no me puedo contentar—
Nunca más seré felíz
quisiera morír."
Hasta bien entrada la noche canturreó esa melodía.
Las estrellas salieron y también la luna.
El cantante dejó de tocar y me fui a la cama
con el Blues Abatido todavía en la cabeza.
Durmió como una roca o un hombre que estaba muerto.
Versión sin datos
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AMOR QUE PASA
Porque eres para mí una canción
No debo cantarte mucho tiempo.
Porque eres para mí una oración
No puedo repetirte en todas partes.
Porque eres para mí como una rosa
No vivirás cuando el verano muera.
Versión de Julio Galer. Poemas. Editorial: Lautaro, Argentina, 1952.
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El negro habla de ríos
He conocido ríos...
He conocido ríos antiguos como el mundo y más antiguos que la
fluencia de sangre humana por las venas humanas.
Mi espíritu se ha ahondado como los ríos.
Me he bañado en el Éufrates cuando las albas eran jóvenes,
He armado mi cabaña cerca del Congo y me ha arrullado el sueño,
He tendido la vista sobre el Nilo y he levantado pirámides en lo alto.
He escuchado el cantar del Mississippi cuando Lincoln bajó a New Orleans,
Y he visto su barroso pecho dorarse todo con la puesta del sol.
He conocido ríos:
Ríos envejecidos, morenos.
Mi espíritu se ha ahondado como los ríos.
Versión de Jorge Luis Borges, revista Sur, Otoño 1931, Año I, Buenos Aires
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