lunes, 4 de noviembre de 2013

Mi norte lo han tapado con viejos trapos

MARIO DE SÁ-CARNEIRO

(Lisboa, Portugal, 1890-París, Francia, 1916)

7

No soy yo ni soy otro,
Soy cualquier cosa en el intermedio:
Pilar del puente del tedio
Que va de mí hasta el Otro.

Traducción: Ángel Gómez Espada
***
EL FANTASMA

¿Qué haré yo en la vida -Emigrado
Astral después de qué fantaseada guerra,
cuando este Oro al fin caiga por tierra?,
pues, aunque verdoso, es Oro sin embargo.

(¿De qué revuelta o país predestinado?)
Pobre lisonja el velo que me encierra…
Imaginaria y pertinaz, ¿qué fuerza
mágica desprende mi pasmo frustrado?

La escalera es insegura y peligrosa:
se va extendiendo una mancha dudosa
por la alfombra, los pasamanos se han partido…

Mi norte lo han tapado con viejos trapos,
las hormigas sobre mi suerte se han parado,
se me han muerto niños en los sentidos…
***
CAMPANILLAZO

Las dos o tres veces que me abrieron
La puerta de! salón donde había gente,
Yo entré, triste de mí, contento-
Y a la entrada siempre me sonrieron ...
***
ÁPICE

EI rayo de sol de la tarde
Que una ventana perdida
Reflejó
En un instante indiferente –
Arde.
Como un recuerdo disipado,
En mi memoria de hoy
Súbitamente ...

Su efímero temblor
Zigzaguea, ondula, huye,
Por mi retentiva ...
—¡Y no poder adivinar
Por qué misterio se me evoca
Esta idea fugitiva,
Tan débil que mal me toca!...

—Ah, no sé por qué, mas ciertamente
Aquel rayo cadente
Alguna cosa fue en mi suerte
Que su proyección atravesó ...

Tanto secreto en el destino de una vida...

Es como la idea de Norte,
Preconcebida,
Que siempre me acompañó...

Traducciones de Rodolfo Alonso
***
Puliendo mis uñas 

En la sensación de estar puliendo mis uñas,
súbita sensación inexplicable de ternura,
todo está incluido en mí piadosamente.
Mientras tanto estoy aquí solo en el café:
de mañana, como siempre, en bostezos amarillos.
De vuelta, las mesas apenas ingratas y duras,
esquinadas en su desgracia bocal, cuadrangular y librepensadora...
Afuera, día de mayo en luz. El sol.
Día brutal, provinciano y democrático
que mis ojos delicados, refinados, erguidos y citadinos
no pueden tolerar y apenas forzados soportan las náuseas.
Toda mi sensibilidad se ofende con este día
que tendrá rapsodas entre los amigos con quienes transito a veces,
morenos, naturales, de bigotes generosos,
que escriben, pero tienen partido político
y asisten a congresos republicanos, van a las mujeres,
gustan de vino tinto, de puerros o de sardinas fritas...
Y yo siempre con la sensación de pulir mis uñas
y de pintarlas con un barniz parisiense,
me voy enterneciendo más y más hasta llorar por mí mismo...
Mil colores en el aire, mil vibraciones palpitantes,
brumosos planos torcidos, abatiendo flechas,
volúmenes listos, discos flexibles,
llegan tenuemente a perfilarme toda la ternura que pudiera haber sentido,
todos los escenarios a los que fui penetrando...
Es como, poco a poco, se me encauza la obsesión débil
de una sonrisa que espejos vagos reflejaron...
Leve inflexión a torturar...
Fino escalofrío cristalizado...
Dislocamiento inalcanzable...
Veloz chispa atmosférica...
Y todo, todo así me ha conducido en el espacio
por innumerables intersecciones de planos
múltiples, libres, resbaladizos.
Es allí, en el gran espejo de fantasmas
donde ondula y borbotea todo mi pasado,
se desmorona mi presente
y mi futuro ya es polvo.
***
FIN

Cuando yo muera que batan latas,
que a dar saltos y piruetas empiecen,
que en el aire los látigos chasqueen,
¡que llamen payasos y acróbatas!

Que mi ataúd vaya sobre un burro
enjaezado a la andaluza…
A un muerto nada se le recusa,
¡y yo quiero a la fuerza ir en burro!

De Obra poética, Mario de Sá-Carneiro, Ed. Hiperión, 1998.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char