Tomada de internet |
(México, 1938-2014)
El fuego
En la madera que se resuelve en chispa y llamarada
luego en silencio y humo que se pierde
miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida
Y te preguntas si habrá dado calor
si conoció alguna de las formas del fuego
si llegó a arder e iluminar con su llama
De otra manera todo habrá sido en vano
Humo y ceniza no serán perdonados
pues no pudieron contra la oscuridad
—tal leña que arde en una estancia desierta
o en una cueva que sólo habitan los muertos
**
ECUACIÓN DE PRIMER GRADO CON UNA INCÓGNITA
En el último río
de la ciudad, por error
o incongruencia fantasmagórica, vi
de repente un pez casi muerto. Boqueaba
envenenado por el agua inmunda, letal
como el aire nuestro. Qué frenesí
el de sus labios redondos,
el cero móvil de su boca.
Tal vez la nada
o la palabra inexpresable,
la última voz
de la naturaleza en el valle.
Para él no había salvación
sino escoger entre dos formas de asfixia.
Y no me deja en paz la doble agonía,
el suplicio del agua y su habitante.
Su mirada doliente en mí,
su voluntad de ser escuchado,
su irrevocable sentencia.
Nunca sabré lo que intentaba decirme
el pez sin voz que sólo hablaba el idioma
omnipotente de nuestra madre la muerte.
**
LAS PALABRAS DE BUDA
Todo el mundo está en llamas: lo visible
arde y el ojo en llamas interroga.
Arde el fuego del odio.
Arde la usura.
Arden el nacimiento y la caída.
Arde el dolor.
El llanto, el sufrimiento
arden también.
La pesadumbre es llama.
Y una hoguera es la angustia
en la que arden
todas las cosas:
Llama,
arden las llamas,
arden las llamas,
mundo y fuego, mira
la hoja al viento, tan triste, de la hoguera.
**
Alta traición
No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
y tres o cuatro ríos.
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