jueves, 20 de noviembre de 2014

Una negociación con la niebla y el moho

TENNESSEE WILLIAMS

Thomas Lanier Williams
(Columbus, EE. UU., 1911-Nueva York, 1983) 

—¿Por qué no escribe sobre personas agradables, buenas? ¿No ha conocido a ninguna persona agradable en toda su vida?
—Mi teoría sobre la gente buena es tan simple que me da vergüenza comentarla… nunca he conocido a alguien a quien no pudiera querer si se le conocía y comprendía del todo, y en mi obra, al menos he intentado llegar al conocimiento y a la comprensión.

“No creo en héroes y villanos, creo tan sólo que las personas toman el buen o el mal camino, y no por elección, sino por necesidad o por ciertas influencias que les afectan y todavía no comprenden, por sus circunstancias y por sus antecedentes… No comprendo por qué nuestra maquinaria propagandística está siempre tratando de persuadirnos de que hay que odiar y temer a otros, cuando vivimos en un mundo tan pequeño.”
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APAGAR EL VELADOR

Apagar el velador
es un acto a cuya eventual necesidad me rindo,
con reticencia cada vez mayor,

y que demoro leyendo más allá de mi límite
de concentración algún artículo o relato,
tomándome otra copa de jerez Dry Sack, poniendo
la píldora para dormir en un lugar donde pueda localizarla
con facilidad en la oscuridad, por si la tableta preliminar
de Valium no bastara

Porque, verás, a los sesenta y cinco,
renunciar a la conciencia para dormir
implica, usualmente, un dejo de aprensión nerviosa,
porque tal vez no vuelva a revivir. Sin embargo,

a veces sospecho que hay en esto
un cierto placer escondido: también un dejo
de fascinación oculta en la rendición….

Traducción de Mirta Rosenberg.
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TÚ Y YO

¿Quién eres?
Una superficie cálida, un ocupante del espacio,
Una clase improvisada de diversión,
Un ser sin pena que se escurre como el agua,
Algo dejado sin terminar, alejado de las materias inferiores,

Algo en lo que pensó Dios.
Nada, algunas veces todo,
Algo en lo que no puedo creer,
Una discusión tonta, tú, tú mismo, no yo,
Un enemigo mío. Mi amante.

¿Quién soy?
Un hombre herido, mal vendado,
Un monstruo entre ángeles o un ángel entre monstruos,
Una caja con papelitos de preguntas sacudidos
Y esparcidos por el suelo,

Un pie sobre las estrellas, una voz sobre un hilo,
Una colección completa de pulgares que
Imitan a los otros dedos,
Un enemigo tuyo. Tu amante.

(Tomado de Amores iguales, de Luis Antonio de Villena. Ed. La esfera literaria. Madrid 2002.                        
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De La noche de la iguana/Night of the Iguana, Act III

¡Cuán plácidamente la rama del naranjo
Observa el cielo que comienza a clarear
Sin un grito, sin un rezo,
Sin la traición de la desesperanza!
En algún momento, mientras la noche oculta el árbol,
la cumbre de su vida se habrá
ido más allá para siempre, y desde allí
una segunda historia comenzará.
Una crónica que ya no será dorada
una negociación con la niebla y el moho,
y, finalmente, el tallo roto
la caída a la tierra, y luego
Una relación no bien diseñada
para los seres de una especie áurea
cuyo verdor natural debe curvar
la obscenidad de la tierra, corruptora del amor.
Y todavía la fruta madura y la rama
Observan el cielo que comienza a blanquear
Sin un grito, sin un rezo,
Sin la traición de la desesperanza.
Oh, valor, ¿no podrías también
Seleccionar un segundo lugar para habitar,
no sólo en el árbol de oro,
sino también en mi asustado corazón?
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How calmly does the orange branch
Observe the sky begin to blanch
Without a cry, without a prayer,
With no betrayal of despair.
Sometime while night obscures the tree
The zenith of its life will be
Gone past forever, and from thence
A second history will commence.
A chronicle no longer gold,
A bargaining with mist and mould,
And finally the broken stem
The plummeting to earth; and then
An intercourse not well designed
For beings of a golden kind
Whose native green must arch above
The earth's obscene, corrupting love.
And still the ripe fruit and the branch
Observe the sky begin to blanch
Without a cry, without a prayer,
With no betrayal of despair.
O Courage, could you not as well
Select a second place to dwell,
Not only in that golden tree
But in the frightened heart of me?
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ABUELO.—Sí. El hombre es el único animal que tiene conciencia de que  va a morir, pero eso no le hace ser mejor ni más caritativo que el resto de los  animales.  (Arroja la muleta de  BRICK  sobre la cama.)  Sí, Brick. La bestia  humana sabe que tiene que morir ¿y sabes lo que hace?… Comprar, comprar,  comprar. Porque tiene la absurda esperanza de que entre esa montaña de  cosas inútiles que compra, se encuentra la vida eterna. ¡Qué equivocados  están!  (BRICK  se levanta y se dirige hacia el bar.)  Durante estos últimos  meses he vivido como una sombra. Sin pronunciar palabra; durante horas y  horas permanecía sentado en un sillón contemplando el espacio… Una sola  idea me atormentaba… ¡La muerte! Pero hoy la he alejado de mí. Incluso me  parece que esta noche el cielo ha cambiado de color. Por eso hablo, hablo…
BRICK.—Yo prefiero el silencio…
ABUELO.—¿Por qué?
BRICK.—Es lo que más me tranquiliza.
ABUELO.—Ese silencio, que ansías, hijo mío, te llegará demasiado pronto,  antes de lo que quisieras. Brick, ¿has sentido alguna vez miedo? (Se levanta y  va a cerrar la puerta.) Espera un momento. Voy a cerrar aquí.
(La cierra como si fuera a revelar un gran secreto.)
BRICK.—¿Qué te ocurre?
ABUELO.—(Emocionado.) Brick. Yo sé lo que es tener miedo. Más que  miedo, pánico. Sí, lo he sentido crecer dentro de mí durante todos estos  meses. Cuando creía tener…
BRICK.—¿Cuando creías tener…?
ABUELO.—¡Cáncer!…
BRICK.—Pues lo has disimulado muy bien.
ABUELO.—Una bestia puede aullar cuando ve que se acercan a matarla,  pero un hombre debe callarse. Las bestias tienen más ventajas que los  hombres. ¿Qué tal me sentaría un whisky?
BRICK.—Bien.
*
Aclaración del autor

 “La indiferencia de BRICK se rompe al fin. Se le acelera el pulso; su frente se perla de sudor; su respiración se vuelve más rápida y su voz más bronca. Lo que discuten, con timidez y dolor el ABUELO, con furia y violencia BRICK, es el hecho inadmisible que 
Skipper quiso negar matándose. El hecho que, si existió y tuvo que ser negado para «mantener la cara alta» en el mundo en que vivían, quizá fue el origen de la «mendacidad» que le provoca el asco con el que pretende acabar bebiendo. Quizá sea el origen de su hundimiento. O quizá sea sólo una de sus manifestaciones, ni siquiera la más importante. El pájaro que pretendo atrapar en la red de esta obra no es la solución al problema psicológico de un hombre. Trato de captar la verdadera naturaleza de la experiencia de un grupo de personas, esa interrelación turbia, vacilante, evanescente, con una carga feroz, que se da entre unos seres humanos en medio de la tormenta de una crisis común. Hay que dejar algún misterio a la hora de desvelar el personaje de una obra, del mismo modo que siempre alberga gran parte de misterio cualquier persona de la vida real, incluso si se trata de uno mismo. Esto no absuelve al autor de su deber de observar e indagar tan clara y profundamente como legítimamente le sea posible; pero sí debería apartarle de las conclusiones «obvias» y las definiciones fáciles que hacen de una obra sólo una obra, no una trampa que atrape la autenticidad de la experiencia humana.” (Acto II, p. 62)

© La gata sobre el tejado de zinc caliente. Tennessee Williams. Acto Segundo.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char