lunes, 12 de enero de 2015

Pero no hay silencio

FRANCO RIVERO
Tomada de malonmalon

(Corrientes, Argentina, 1981. Vive en Juan José Castelli, Chaco, Argentina)

los caballos de la infancia

amaba a los padres que llevaban a sus hijos de a caballo
delante de ellos
contra el pecho
los brazos que sujetaban las riendas
cubrían el cuerpo de los niños como un par de alas
los cuidaban
y aunque ello no fuese cierto
los míos solían roncar a dúo
como a mi oído
como de cuna
y decían que los caballos eran peligrosos
historias de terror acerca de una pierna trabada en un estribo
el desboque del animal
la cabeza del jinete azotada una y otra vez
a veces hasta la muerte
pero yo había sentido el corazón de un caballo
en la palma de mi mano de niño
su corazón era más grande que mi mano
y yo le agradecí al abuelo esa magia única
que hasta hoy recuerdo
porque mi corazón latió con esa fuerza
cuando no pude escapar de aquellas manos
y mi no
estaba roto
el infierno es la soledad de un niño
marcado
de noche
de noche yo escuchaba el tranco musical
de algún caballo en el campo
era triste
porque todo
absolutamente todo estaba triste
y entonces escuchaba mi corazón hasta dormirme
fantaseaba con ser ese caballo
me volvía inmenso
fuerte
solo en la noche
y
sin miedo

(de ud. no viaja asegurado)
**
así es esto
el corazón paga demás
todo el tiempo
el corazón
paga

ese amor
que queda mal no tener
ni ofrecer
ni dar
es todo
deudas
es puro
barajas
***
Pulso

la armonía es escuchar que un grillo
no se superpone a un  sapo
ni a una rana
y uno entiende
sin dificultad
sapo
rana
grillo

yo
que no tengo armonía
algo que hago siempre
es acostarme de noche
boca arriba en la ruta

casi nadie pasa aquí
pero no hay silencio

y sobra vía láctea
acostado así

entonces mi corazón
late pequeño entre todo
y soy un anfibio
un insecto más
que entona
por instinto

mi soledad me vuelve afín
me pone en la misma dirección
que el campo

pulso  del mundo
suena tan bien
lato tan bien de anfibio
o de insecto

en el mundo
**
Para las fiestas

donde  mis muertos
viven
yo regreso

lo único
que me sale
es regresar

un muerto
es alguien
aún
pero no escucha
y son
las fiestas

yo necesito
decir
necesito
regresar y decir
te quiero
más que nunca

vivo

recuerdo

al muerto
que es mi alguien
y  no escucha

abuelo abuela papá
mi perra

están

todos sordos


(de vos ahora voz)

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char