domingo, 17 de enero de 2016

Diciendo aquí está mi punto G Gertrude

TIM ATKINS
(Londres, Inglaterra, 1962)


Odas II/no

El consejo de un granjero suele ser
no usar pantalones de campana
La Vita Nuova
se lee mejor en tierra firme
Kipling me viene a la cabeza
restregándose contra la corteza de un limonero
buscando la ayuda de su savia para la soriasis

Si las cosas se ponen feas sólo los americanos esperan ser felices
hablando como canadiense, el justo medio se
excava mejor con palas, en ciertos días
salvaste mi vida

en Somers Town, ni siquiera yo

podía encontrar mi propio culo

con ambas manos
***
242

Dios creó a la mujer de monos o de hombres dormidos
y a los hombres de Worcestershire o South London
y nuestras herramientas eran estos casetes y este walkman
la invención del dinero para los caballos y los perros
y era fácil manufacturar peces y autos
y campanas eran los objetos más hermosos de abril
y todos los hombres eran cuadrados y con partes feas y las mujeres azules y redondeadas
dibujando juntos por azar en zoológicos o carnavales o ahí donde la deforestación
necesita ser denunciada
y entonces era posible entrar en los hipermercados
y comprar libros de dieta y El Placer del Sexo del Dr. Alex Comfort
y usar barbas vivos por vez primera dentro de domos inflables y mujeres escandinavas
diciendo aquí está mi punto G Gertrude
no creí que tal felicidad fuera posible
el punk rock le puso un alto a eso

Traducción por Gaspar Orozco

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char