lunes, 25 de enero de 2016

Qué fue de la ternura que pude sentir

CARINA SEDEVICH
Unquillo,  Prov. de Córdoba,  Argentina.Dínamo Poético Editorial, 2015

(Santa Fe, Argentina, 1972. Reside en Villa María, Córdoba, Argentina) 


Me sumerjo en el agua y rezo: “agua”.
Permite, Señor, que sean mis vísceras
aquellas que aprendan a rezar.
***

Cuando salgo de nadar miro hacia el cielo,
que siempre espera afuera, como un perro.

Como un perro de piedras de cantera.

¿Merezco el plomo y el diamante intenso
de este cielo que me espera como un perro?
***
La madre mece al bebé
pero musita
un conjuro ancestral
para sí misma.
***
Una piedra tan blanca es casi como un niño.
Casi un sacramento para mí.

Inclino mis huesos como panes ácimos
sobre cunas que guardan el amor ajeno.

Qué fue de la ternura que pude sentir.
La siento en la garganta bajar como una hostia.
**
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char