jueves, 28 de julio de 2016

El cielo que adoro sin fe en el cielo

DEREK WALCOTT
(Castries, isla de Santa Lucía, Antillas, 1930)


Portrait of Claudia in Yellow Armchair in Derek Walcott: Another Life

El mar del verano, la carretera de asfalto caliente...

El mar del verano, la carretera de asfalto caliente en declive, esta hierba,
estas chozas que me hicieron,
jungla y cuchilla siembran hierba brillando tenuemente junto a la cuneta, el filo del arte;
las cochinillas bullen en el bosque sagrado,
nada puede hacerlas salir con fuego, están en la sangre;
sus bocas rosas, como querubes, cantan de la lenta ciencia
del morir -todo cabezas, con, en cada oreja, un ala diáfana.
Arriba, en la Reserva Forestal, antes de que las ramas irrumpan en el mar,
miré por la ventana móvil y herbosa y pensé «pinos»
o coníferas de algún tipo. Pensé, deben de sufrir
en este calor tropical con su idea infantil de Rusia.
Entonces, de pronto, de sus troncos pudriéndose, signos perturbadores
de la fe que traicioné, o la fe que me traicionó-
mariposas amarillas alzándose en la carretera a Valencia
balbuciendo «sí« ante la resurrección: «sí, sí es nuestra respuesta»,
El Nunc Dimittis de su coro verdadero.
¿Dónde está mi libro de himnos de niño, los poemas ribeteados
con hoja de oro, el cielo que adoro sin fe en el cielo,
mientras el Verbo, apenado, se volvió hacia la poesía?
¡Ah, pan de vida que sólo el amor sabe leudar!
Ah, Joseph, aunque ningún hombre muera jamás en su propio país,
la hierba agradecida brotará espesa de su corazón.

Versión de Vicente Araguas Huerga
***
Mapa del Nuevo Mundo: I. Archipiélagos

Al final de esta frase, empezará a llover.
Y al filo de la lluvia, una vela.
Lentamente la vela perderá de vista las islas;
La creencia en los puertos de toda una raza
Se perderá entre la niebla.
La guerra de los diez años ha terminado.
El pelo de Helena, una nube gris.
Troya, un foso de ceniza blanca
Junto al mar donde llovizna.
La lluvia se tensa como las cuerdas de un arpa.
Un hombre con los ojos nublados la toca con los dedos
Y tañe el primer verso de La Odisea.

Versión sin datos
***
Cul de Sac Valley (I)

Un recuadro de amanecer
en un taller en la falda de la colina
dio a estas estrofas
su zancuda forma.

Si mi oficio es bienaventurado;
si esta mano fuera tan
esmerada, tan honesta
como las de su carpintero,

cada marco, resuelto
en sus ángulos, se haría
eco de esta construcción
de madera sin pintar

como las consonantes, volutas
salidas de mi cepillo de carpintero
en el criollo fragante
de su veta natural;

desde una mesa de caballetes
se enroscarían a mis pies,
ces y erres, con raíz francesa
o africana occidental

de un rico dialecto,
nunca leído
pero ligero sobre la lengua
de su senda nativa;

pero los árboles se acercan
a mi cordel calibrado
en forma de tablas biseladas
de pino sin pintar,

como el murmullo de la caracola,
la exhalación de la madera refresca
la memoria con su aroma;
bois canot, bois campêche,

siseando: Lo que quieres
de nosotros nunca podrá ser,
tus palabras son inglés,
es un árbol diferente.

Versión sin datos

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char