Emily Dickinson
(Amherst, EE.UU., 1830-1886)
Tan lejos de la piedad como la queja
Tan lejos de la piedad, como la queja-
tan frío a la palabra -como la piedra-
inconmovible a la revelación
como si mi oficio fuera de hueso-
tan lejos del tiempo -como la historia-
tan cerca de uno mismo -hoy-
como niños, a las bufandas del arco iris-
a la puesta de sol a su juego amarillo
a los párpados en el sepulcro-
¡cuán mudo yace el danzarín-
cuando las revelaciones del color se rompen-
y resplandecen -las mariposas!
Versión de Silvina Ocampo
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As far from pity as complaint
Emily Dickinson (1830-1886)
As far from pity as complaint,
As cool to speech as stone,
As numb to revelation
As if my trade were bone.
As far from time as history,
As near yourself to-day
As children to the rainbow’s scarf,
Or sunset’s yellow play
To eyelids in the sepulchre.
How still the dancer lies,
While color’s revelations break,
And blaze the butterflies!
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Percibir un objeto cuesta
Percibir un objeto cuesta
la exacta pérdida del objeto
percibirlo en sí mismo es una ganancia
que responde a su precio.
Un objeto absoluto -no existe-
la percepción lo embellece
y luego reconviene perfecciones
los sitúa mas lejos.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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