martes, 26 de diciembre de 2017

Se aprende el agua por la sed

Emily Elizabeth Dickinson 
 (Amherst, Massachusetts, 1830-ibídem, 1886)


135

Se aprende el agua por la sed.
La tierra - por los mares navegados.
Por el dolor, el rapto -
La paz - por sus batallas referidas -
El amor, por el marco del recuerdo -
Por la nieve, los pájaros.

c. 1859
**
288

¡Soy nadie! ¿Tú quién eres?
¿Eres - nadie - también?
¿Ya somos dos, entonces?
¡No lo digas! podrían descubrirnos - ya sabes.

¡Qué fastidio - ser - alguien!
¡Qué impudicia - lo mismo que una rana -
Decir tu nombre - todo el santo junio -
A un pantano pasmado!

c. 1861
**
516

La belleza -no es causada- sólo es -
Dale caza, se eclipsa -
No la caces, se queda -

Atrapan las arrugas

En los prados - el viento
Le desliza sus dedos -
La deidad velará
Para que nunca lo hagas -

c. 1862
**
644

Me dejaste - Dios mío - dos legados -
Un legado de amor -
Un padre celestial habría bastado
De habérselo ofrecido -

Me dejaste fronteras de dolor -
Extensas como el mar -
Entre el tiempo y lo eterno -
Tu inteligencia - y yo -

c. 1862
**
686

Dicen que "el tiempo aplaca" -
Nunca el tiempo ha aplacado -
Un sufrimiento de hoy se fortalece
Igual que los tendones, con la edad -

El tiempo es una prueba del dolor -
Y no un remedio -
Si esto se prueba, también prueba
Que no existía enfermedad -

c. 1863
**
1233

De no haber visto el sol
Podría yo sobrellevar la sombra -
Pero la luz un más joven desierto
Mi desierto ha creado -

c. 1872
**
1251

Silencio es todo nuestro miedo.
Hay un rescate de una voz -
Silencio, empero, es infinito.
Él mismo no posee rostro.

c. 1873
**
1379

Su mansión en la charca
Abandona la rana -
Se sube sobre un leño
Y da sus conferencias -
Su auditorio, dos mundos
(Descontándome a mí) -
El orador de abril
Está ronco actualmente -
Lleva en los pies mitones
Y carece de manos -
Su elocuencia, burbuja
Como ha de ser la fama -
Aplaudidlo y veréis
Para disgusto vuestro
Que se esfuma Demóstenes
En aguas verdinosas -

c. 1876

Versiones de Andrés Sánchez Robayna
Tomados de teresadelgadod.blogspot.com.ar

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char