martes, 4 de noviembre de 2014

La superficie brilla, sólo la superficie

William Carlos Williams 

(Rutherford, Nueva Jersey, EE.UU., 1883-1963)

Poética 

No hay ideas sino en las cosas

Hay que hacer algo con el verso... hay que abrirlo... hay que darle un nuevo orden... Cuando hagamos eso, sabremos por qué la sociedad se está derrumbando y cómo reconstruirla. 

Encontrar la forma sin deformar el lenguaje

La forma se encarga de moldear la vida, de encontrar una moralidad que los hombres puedan aceptar. Que la forma se cuide sola. 

Lo que escuchamos a aquellos con quienes hablamos durante el día se mezcla con lo que hemos imaginado y con lo que vemos en la calle. Con todo este proceso químico se fabrica un lenguaje que cambia y revela sus significados...
  
Cuando alguien hace un poema lo hace de verdad: toma las palabras tal como las encuentra a su alrededor, interrelacionadas, y las compone para -sin distorsiones que pudieran desfigurar su significado exacto- lograr una expresión intensa de sus percepciones y pasiones... No es lo que dice lo que cuenta como obra de arte, sino lo realizado con tal intensidad de percepción que vive con un movimiento intrínseco propio en el que puede verificarse su autenticidad.

Sólo el poema,
sólo el poema hecho, que diga lo que hay
que decir, no que copie la naturaleza, se nos clava
en la garganta.
**
La rosa es obsoleta
pero cada pétalo acaba en
un filo, la doble faceta
consolida las estriadas
columnas de aire — El filo
corta sin cortar
no encuentra — nada — se renueva
en metal o porcelana —

¿adónde? Acaba —

Pero si acaba
el principio comienza
así que captar rosas
supone una geometría —

Más afilada, nítida, más cortante
trazada en mayólica —
el plato roto
vidriado con un rosa

En algún lugar el sentido
transforma rosas de cobre
en rosas de acero —

La rosa tenía el peso el amor
pero el amor acaba — donde las rosas
Es al filo del
pétalo donde el amor aguarda

Tersa, trabajada para vencer
lo forzado — frágil
arrancada, húmeda, medio erguida
fría, precisa, rozando

Lo que

El lugar entre el filo
del pétalo y el

Del filo del pétalo empieza una línea
que, siendo de un acero
de finura infinita, con infinita
rigidez penetra
la Vía Láctea
sin contacto — alzándose
desde ahí  — sin colgar
ni empujar —

La fragilidad de la flor
sin mella
penetra el espacio.

Versión: Daniel Aguirre
**
Consagración de un pedazo de tierra

Este pedazo de tierra
frente a las aguas de esta ensenada
consagra la viviente presencia
de Emily Dickinson Wellcome
que nació en Inglaterra, se casó,
perdió a su marido y con su hijo
de cinco años se embarcó
en un barco de dos mástiles, rumbo
a Nueva York, fue aventada hasta las Azores,
encalló en los bancos de la Isla del Fuego,
en una casa de huéspedes de Brooklin
encontró a su segundo marido,
se fue con él a Puerto Rico,
parió otros tres hijos, perdió
a su segundo marido, vivió
trabajosamente ocho años
en Santo Tomás y en Santo Domingo, siguió
a su hijo mayor a Nueva York, perdió
a su hija, a su "nene",
recogió a los chicos del hijo mayor
de su segundo matrimonio, los crió
__ quedaron huérfanos__ peleó
por ellos con la otra abuela
y las tías, los trajo aquí
verano tras verano y aquí se defendió
contra pícaros, tormentas, sol, fuego,
contra las moscas, contra
las muchachas que venían a husmear,
contra la sequía, la cizaña, las marejadas,
los vecinos, las comadrejas ladronas
de gallinas, contra
la flaqueza de sus propias manos
y la fuerza creciente
de los muchachos, contra el viento,
las piedras, los intrusos, las grietas,
contra su propia alma.
Desenyerbó esta tierra con sus manos,
tiranizó desde esta parcela, puso
como trapo al hijo mayor
hasta que no la compró, aquí
vivió quince años, aquí
alcanzó la soledad final y __

Si no puedes traer nada sino
tu osamenta: quédate afuera.

Versión de Octavio Paz
**
A manera de canción

Que la culebra aguarde
bajo el yerbal
y la escritura sea
de palabras, lentas rápidas, prontas
al ataque, quietas en la espera,
insomnes.
—por la metáfora reconciliar
gente y piedras.
Componer. (No ideas:
cosas.) ¡Inventa!
Saxífraga es mi flor y abre
rocas.

Versión de Octavio Paz
**
De Paterson Libro 1
Los delineamientos de los Gigantes 

I

Paterson descansa en el valle debajo de las cataratas Passaic
sus aguas agotadas delineando su espalda. Situado
a su derecha, la cabeza cerca del tronar
de las aguas ¡llenando sus sueños! Eternamente dormido,
sus sueños caminan por la ciudad donde permanece
ignorado. Las mariposas se posan en su oreja de piedra.
Inmortal, ni se mueve ni despierta y rara vez
es visto, aunque respira y las sutilezas de sus maquinaciones
obtienen su sustancia del ruido del río que fluye
dando vida a mil autómatas. Quienes como
ignoran sus fuentes y las bases de sus
decepciones, salen de sus cuerpos, mayormente sin rumbo,
encerrados y olvidados en sus deseos— sin emoción.

 —Dilo, no hay ideas sino en las cosas—
nada más que las fachadas blancas de las casas
y los árboles cilíndricos
doblados, divididos por accidente y preconceptos—
partidos, combados, arrugados, moteados, manchados—
secretos— ¡hacia el cuerpo de la luz!

Desde arriba, más alto que los capiteles, más alto
incluso que las torres de oficina, desde campos cenagosos
abandonados en grises filones de pasto muerto,
zumaque negro, maleza marchita,
barro y matorrales mezclados con hojas muertas—
el río fluye sobre la ciudad
y se abre camino desde el borde del barranco
bajo un golpe de rocío y brumas de arcoíris—

 (¿Qué lenguaje común descifrar?
 .     .    registrado en líneas rectas
desde aquella saliente del canto de una
roca).

Un hombre como una ciudad y una mujer como una flor
—enamorados. Dos mujeres. Tres mujeres.
Innumerables mujeres, cada una como una flor.

Pero
solo un hombre—como una ciudad.

    Con respecto a los poemas que te he dejado; ¿serías tan amable de devolvérmelos a mi nueva dirección? Y no te tomes el trabajo de comentarlos si te resulta incómodo— porque lo que motivó mi llamado y mi visita fue la situación humana y no la literaria.
Además, me reconozco más como mujer que como poeta; y me estoy  menos  concernido por los editores que por… la vida…
Pero ellos iniciaron una investigación… y mis puertas están cerradas para siempre (espero que para siempre) a todos los trabajadores sociales, los bienhechores profesionales y gente por el estilo.

Versión de Silvia Camerotto
**
De Paterson Libro II

 Bellísima cosa
 —¡toda la ciudad en ruinas! Y
las flamas una torre
 como ratón, como
 pantufla roja, como
 estrella, geranio,
 lengua de gato o
 pensamiento, pensamiento
 que es una hoja, una
 piedrita, un viejo
 de un cuento escrito por
 Pushkin.
 ¡Ah!
 rayos podridos des-
 plomándose,
. una botella vieja
maltratada
Las flamas transformaron a la noche en día, flamas
que la alimentaron—se tragó la página
 (la página en llamas)
como un gusano—el camino de la iluminación
De la que bebemos y somos bebidos y al final
destruidos (al alimentarnos). Pero las flamas 17
son flamas cuyo rasgo es una panza
propia que destruye—tal como hay fuegos
que humean
 humean toda una vida y nunca explotan
en llamas
 Papeles
(consumidos) echados al viento. Negros.
La tinta, al quemarse, se hizo blanca, blanca metal. Así sea.
Ven, belleza avasalladora. Ven pronto. Así sea.
Polvo entre los dedos. Así sea.
Ven, futilidad zarrapastrosa. Aduéñate.
Así sea. Así sea.
 Un perro de metal, ojos
flameantes en un corredor lleno de flamas. Una ebriedad
de flamas. Así sea. Una botella, maltratada
por el fuego, doblada de la risa:
amarilla, verde. Así sea—sobreviviente
por la ebriedad, con bufidos de flama. Fuego, ¡haz fuego!
Así sea. Tragando fuego. Así
sea. Retorcido de la risa por el fuego,
el fuego mismo. Así sea. Se ríe de las flamas entre
 dientes,
chupado, su risa multiforme, una
gravedad flameante que sobrepasa lo sobrio
de las flamas, la castidad de la aniquilación. Se recrea,
qué bueno. Dice que el fuego es bueno.
Así sea. La belleza de la arena fogosamente destruida
que fue vidrio, que fue botella: no embotellada.
Sin vergüenza. Así sea.
Una botella vieja, maltratada por el fuego
recibe un nuevo barniz, el vidrio se reviste
de una nueva distinción, reclama
lo no definido. Una piedra caliente, a la que alcanzó
la marea; la recubren finas
líneas, el barniz sin estropear.
La aniquilación ha mejorado: Los labios
más calientes se alzan hasta sólo hacer flotar
gran cantidad de noticias. Beber18
noticias, líquido para el aliento.
Vocifera su risa, gritando—investida
de gracia en la arena
—o la piedra: agua de oasis. El vidrio
embarrado de arcoíris concéntricos
de fuego frío que el fuego ha legado
al enfriarse, su flama
en desafío—la flama que envolvía al vidrio
sin flores, reflorecida por
la flama: una segunda flama sobrepasa
el calor.
El infierno es fuego. Fuego. Haz el favor
de sentarte. ¿A qué estás jugando? Te gano
en tu propio juego, Fuego. Duro más que tú:
¡el Poeta le Gana al Fuego en su Propio Juego! ¡La botella!
¡la botella! ¡la botella! ¡la botella! ¡Te
doy la botella! Y ¿qué te queda, fuego?
¿La Biblioteca?
 Remolino de flamas que se arrastran
de casa en casa, de edificio en edificio
 las lleva el viento
se topan con la Biblioteca en el camino
¡Bellísima cosa! en llamas.
 un reto a la autoridad
—quemó los poemas de Safo a propósito
(¿o es que aún se encuentran escondidos
en las criptas del Vaticano?) :
 la belleza es
un reto a la autoridad :
 porque al
desenvolverse era, fragmento por fragmento
una caja de momias de papel maché por fuera
y por dentro un sarcófago egipcio.19
 papeles en el viento
de antiguas conflagraciones, tomados
azarosamente por los enterradores, capa tras capa,
para hacer moldes
 para los muertos
Bellísima cosa
Haz a un lado la antología, vuelve a la vida
por los muertos, tú que no entiendes nada
de esto:
 la Melancolía de Durero, los motores
allí sin toda la matemática de la
máquina
 Es inútil.
 Bellísima cosa, ¡tu vulgaridad
en la belleza sobrepasa todas sus perfecciones!
 La vulgaridad sobrepasa toda perfección
– se arrastra desde un jarro barnizado y la vemos pasar –
¡en llamas!
 Bellísima cosa
– entretejida con el fuego. Una identidad
que trasciende al mundo, su núcleo —desde ahí
nos encojemos y chispeamos pequeñas partículas de
 juicio – y yo
junto con los demás – chispeando
hacia el fuego
 Poeta.
 ¿Estás ahí?
¿Cómo encontrar ejemplos? Un chamaco
que cruzaba la cortina de fuego
en un bull-dozer, en Iroshima, al regresar 20
abrió el camino a los demás—
 Muda, su
acción por gracia de la flama
 —pero perdida, perdida
porque no hay modo de ligar
las sílabas de nuevo para encarcelarlo todo
 Ningún giro de la flama
a imagen y semejanza: permanecerá sin nombre
hasta que una Nike viva en su honor—
Y para ello, falta la invención,
faltan las palabras:
 las cascadas
de flamas, una catarata en reversa, disparando
hacia arriba (¿qué más da?)
El lenguaje,
 Bellísima cosa —me pongo
en ridículo, sufriendo la falta
de dedicación
 sufriendo sus pérdidas
por ti.
 Cicatrizado, arrastrado por el fuego
(por un fuego sin nombre, desconocido aun
para ti) sin nombre,
 ebrio.
De pie, en movimiento giratorio, la persona
penetró la flama, se volvió flama—
la flama poseyó a la persona
 —con un rugido, un grito
que nadie soporta (morimos en silencio, compungidos
gozamos— en silencio, escondiendo
nuestro gozo los unos a los otros21
 manteniendo
un secreto gozo en la flama que no nos atrevemos
a reconocer)
 un chasquido de fuego con el viento
que se eleva, en giros se lleva el cuarto—
 para revelar
el espectáculo triste de un techo de lata (1880)
entero, de una cuadra de largo, levantado
como una falda, detenido por el fuego —para ponerse
 de pie al fin,
casi quejosa, de pie y flotando, flotando
sobre las flamas, como sobre una dulce brisa,
y majestuosamente a la deriva, cabalga el aire,
 se desliza
sobre el aire, tranquila se deja ir encima
de los álamos erizados que parecen doblarse por debajo
y empujar los rieles para poder caer
sobre los techos más allá, el rojo vivo
oscurece los cuartos
 (pero no nuestra mente)
Y nosotros, parados con la boca abierta,
moviendo la cabeza y diciendo, Dios mío,
¡habráse visto semejante cosa! Como si hubiera
salido de nuestros sueños, y así es
de hecho, sin paralelo a cualquiera de nuestros sueños
 más sanguinarios
 La persona se sumergió
en la maravilla, el fuego transformado
 en la persona
Pero la patética biblioteca (que no contenía,
tal vez, ningún título distinguido)
debe también venirse abajo—
 PORQUE ESTÁ EN SILENCIO. ESTÁ
EN SILENCIO EN VIRTUD DE QUE NO CONTIENE
NADA TUYO
Lo que debería ser extraño
es basura; porque no contiene nada tuyo.
Te escupen, literalmente,
pero sin ti nada. La biblioteca
está tapada y muerta
 Pero tú eres el sueño
de hombres muertos
 ¡Bellísima cosa!
Deja que te expliquen y serás el corazón
de la explicación. Sin nombre
aparecerás
 Bellísima cosa
amante de la flama—
 Los miserables muertos
nos imploran desde el fuego, fríos
en el fuego, gritan – quieren ser vistos
y apreciados
 aquéllos que han escrito libros
Leemos: no las flamas
sino las ruinas
que la conflagración
ha dejado
No el inmenso arder
sino los muertos (los libros
permanecen). Leamos
Como diciendo: la superficie
brilla, sólo la superficie.
Escarba – y encontrarás
una nada, cubierta
de una superficie, campana
invertida que resuena, un
hombre al blanco vivo convertido
en libro, y el vacío
de la caverna que resuena.

Traducción de Pura López Colomé. UNAM, México, 2011.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char