sábado, 11 de abril de 2015
No voy a decirte dónde está ese lugar, la trama oscura del bosque
ADRIENNE RICH
(Baltimore, EE.UU., 1929-Santa Mónica, California, EE.UU., 2012)
Qué clase de tiempos son éstos
Hay un lugar entre dos grupos de árboles donde el pasto crece cuesta arriba
y el viejo camino de la revolución se interrumpe entre sombras
cerca de un templo abandonado por los perseguidos
que desaparecieron en esas mismas sombras.
Por allí caminé juntando setas al filo del espanto, pero no te equivoques
este no es un poema ruso, este no es otro lugar sino aquí,
nuestro país que se acerca a su propia verdad y espanto,
a su propia manera de hacer desaparecer a la gente.
No voy a decirte dónde está ese lugar, la trama oscura del bosque
que se encuentra con la franja inmaculada de la luz –
cruces fantasmas, paraíso de mantillo:
ya sé quién quiere comprarlo, venderlo, hacerlo desaparecer.
Y no voy a decirte dónde es ¿Para qué te digo esto, entonces?
Porque todavía escuchás, porque en tiempos como estos
siquiera para tenerte escuchando es necesario
hablar sobre los árboles.
Versión en castellano de Sandra Toro
**
WHAT KIND OF TIMES ARE THESE
There's a place between two stands of trees where the grass grows uphill
and the old revolutionary road breaks off into shadows
near a meeting-house abandoned by the persecuted
who disappeared into those shadows.
I've walked there picking mushrooms at the edge of dread, but don't be fooled
this isn't a Russian poem, this is not somewhere else but here,
our country moving closer to its own truth and dread,
its own ways of making people disappear.
I won't tell you where the place is, the dark mesh of the woods
meeting the unmarked strip of light—
ghost-ridden crossroads, leafmold paradise:
I know already who wants to buy it, sell it, make it disappear.
And I won't tell you where it is, so why do I tell you
anything? Because you still listen, because in times like these
to have you listen at all, it's necessary
to talk about trees.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
1 comentario:
Muy buena traducción.
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