viernes, 1 de julio de 2016

La temperatura de las manos el cielo

CARMEN HERNÁNDEZ ZURBANO

(Salamanca, España, 1976) 



POEMA NUPCIAL
para Montaña

me gustaría escribir algo tan hermoso como una diadema
un mentón un rizo que se escapa
para este día
un ramo de flores un encaje manchado
después de bajar al pueblo a recoger el correo


la temperatura de las manos el cielo
tan cerca
tan grande
el mundo debajo de las mesas las rodillas
seis
que hacen una familia y jurarse amor
con la parte derecha del cerebro
flores y diademas y encajes y manos y mentones
y rizos como lanzar arroz
sobre vuestras cabezas sobre la cabeza
de vuestra hija


me gustaría escribir algo muy bonito
y que no me diese vergüenza leerlo
sobre estar radiante
de alegría
***
UNA ORQUÍDEA EN UNA PECERA

recuerdo haber rezado para que mi abuelo no me diese
demasiado miedo
llevaba una orquídea amarilla en una especie de pecera pequeña
sobre granos gruesos de tierra color azul
nunca pensé recibir un regalo así
tan hortera

no paraba de decirme que quería ir a Codés
que le llevase sin que nadie supiera
estaba fatal y yo me temía
que se pusiera aún peor y a cada minuto
repetía olvidaba repetía
y no decía mucho más se levantaba
hasta el frigorífico y bebía
un trago de vino tinto a morro

estuvo sobre la mesilla de mi cuarto
toda aquella semana santa
sin marchitarse.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char