Carolina María de Jesús
(Sacramento, estado de Minas Gerais, Brasil, 1914 - São Paulo, estado de São Paulo, id., 1977)
“En el libro pongo lo que pasa en los barrios. Porque soy escritora anoto lo que sé en los papeles; porque soy madre, con la venta de fierros, latas y cartones, compro frijoles, pan y carne para mis hijos. Tengo que hacer fila para conseguir agua junto a mujeres groseras que hablan procacidades y se burlan de mí porque se han enterado que escribo.”
Quarto de Despejo: Diário de uma favelada
(Fragmentos)
“No tenía un centavo para comprar pan. Entonces lavé tres botellas y las cambié en lo de Arnaldo y me dio pan. Compré 20 de carne. Un kilo de tocino y un kilo de azúcar y seis cruzeiros de queso. Y se acabó el dinero.”
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Fui a buscar papel y permanecí fuera de casa una hora. Al volver vi varias personas en las orillas del río. Era que allí había un señor inconsciente por el alcohol, y los insensibles de la favela le escudriñaban los bolsos. Le quitaron el dinero rompiendo los documentos (…) Son las 5. ¡Y el Señor Heitor ya enciende la luz! Yo voy a lavar a los niños para ir a la cama, porque necesito salir. Preciso dinero para pagar la luz. Aquí es así. La gente no gasta luz, pero debe pagar. Salí fuera a buscar papel. Iba deprisa porque era tarde. Encontré una señora. Iba maldiciendo su vida conyugal. Miré pero no dije nada. (…) Até las bolsas, puse las latas que recogí en otra bolsa y regresé a casa. Al llegar puse la radio para saber la hora. Eran las 23:55. Calenté comida, leí, me desnudé y después me acosté. El sueño llegó enseguida.
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19 de Julio. Desperté a las 7 con la charla de mis hijos. Dejé el lecho, fui a buscar agua. Las mujeres ya estaban en el grifo. Las latas en fila. Nada más llegar la Florenciana me preguntó
-¿De qué partido es aquella pancarta? Leí P.S.B. y respondí Partido Socialista Brasileño. Pasó el señor Germano, y ella preguntó de nuevo:
-Señor Germano, ¿esa pancarta de qué partido es?
-Del Janio [sobrenombre del PSB por Jânio Quadros, diputado, prefecto y gobernador de SP antes de ser Presidente de la República]
Ella se alegró y comenzó a decir que el Dr. Ademar de Barros [dos veces gobernador del Estado] es un ladrón (….) Llegó mi vez, puse mi lata para llenar. La Florenciana siguió alabando al Janio. El agua comenzó a disminuir en el grifo. Comenzaron a hablar de la Rosa. Que ella cargaba agua desde las 4 de la madrugada, que ella lavaba toda la ropa en casa. Que ella debe pagar 20 cruzeiros al mes. Mi lata se llenó y me fui enseguida.
…Estuve recordando los disgustos de esos días (…) Soporto los inconvenientes de la vida diaria. Ya que no conseguí almacenar para vivir, decidí almacenar paciencia.
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Nunca fui nadie. Tengo mucho sentido común. No quiero tener procesos. Mi documento de identidad es 845.936. Fui al depósito para recibir el dinero del papel; 55 cruzeiros. Volví rápido, compré leche y pan. Preparé Toddy para los niños, hice las camas, puse alubias en el fuego, barrí la barraca. Llamé al Señor Ireno Venancio da Silva encargándole una hamaca para los niños. Me gustaría que ellos se quedaran en el patio para que los vecinos no riñeran con ellos. Le di 16 cruzeiros. Mientras hacía la hamaca, fui a enjabonar la ropa. Cuando volví, el señor Ireno estaba terminando la hamaca. Hice algunas correcciones y él lo terminó. Los niños aprecian la hamaca al instante. Todos querían columpiarse al mismo tempo.
Cerré la puerta, fui a vender las latas. Llevé a los niños. El día está cálido. Me gusta que reciban los rayos solares. ¡Qué suplicio! Cargar a la pequeña Vera y llevar la bolsa sobre la cabeza. Vendí las latas y los metales. Cobré 31 cruzeiros. Quedé satisfecha. Pregunté:
-Señor Manuel, ¿el señor no equivocó la cuenta?
-No, ¿Por qué?
-Porque el saco de latas no pesaba tanto como para valer 31 cruzeiros. Es el total que necesito para pagar la luz.
Dije adiós y volví a casa. Llegué, hice la comida. Mientras la cazuela hervía yo escribí un poco. Di de comer a los niños y fui a la Klabin [fábrica de papel de Mauricio Klabin] a buscar papel estropeado. Dejé a los pequeños jugando en el patio. Tenía mucho papel. Trabajé deprisa pensando que aquellas bestias humanas son capaces de invadir mi barraca y maltratar a los niños. Ellas esperan a que yo salga para zurrar a mis hijos. Justamente cuando, no estando yo, las criaturas están solas e indefensas. En ocasiones yo enciendo la radio y danzo con los niños.
***
…En las favelas, las jóvenes de 15 años permanecen hasta la hora que ellas quieren. Se mezclan con meretrices, cuentan sus aventuras (…) Están los que trabajan. Y están los que llevan la vida torcida. Las personas de mayor edad trabajan, los jóvenes es que reniegan del trabajo. Tienen las madres, que recogen frutas y legumbres en los mercados. Tienen las iglesias que dan pan. Tienen el San Francisco que todos los meses entrega manutención, café, jabón etc. Ellas van al mercado, recogen cabezas de pescado, todo lo que pueden aprovechar. Comen cualquier cosa. Tienen estómago de cemento armado (…)
En ocasiones yo enciendo la radio y danzo con los niños; simulamos una lucha de boxeo. Hoy compré mermelada para ellos. En cuanto di un pedazo a cada uno, percibí que me dirigían una mirada tierna. Y mi João José dijo:
-¡Qué madre tan buena!
Quando las mujeres fieras invaden mi barraca, mis hijos les tiran piedras. Ellas dicen:
-¡Qué niños tan mal educados!
Yo respondo: Mis hijos están defendiéndome. Ustedes son incultas, no pueden comprender. Voy a escribir un libro sobre la favela. Citaré todo lo que aquí pasa. Y todo lo que ustedes hacen. Yo quiero escribir el libro, y ustedes, con estas escenas desagradables, me facilitan los argumentos.
***
El hambre es aire en el estómago, agua sucia; a veces hierbajos que no se pueden digerir; vacío e hinchazón. El hambre es amarilla de toda amarille; el hambre es sombra intensa, es palidez sepulcral, es viento airado en la cabeza, viento de nublado y desesperanza. Es una sensación progresiva el hambre, para quien la ha sufrido a temporadas cada vez más juntas, y conoce los meandros del cauce seco y pedregoso. Ignoro si el hambre es contagiosa, pero imagino que sí; porque la he visto cercada de otras hambres. Abundancia y hambre se rechazan como polos idénticos de un mismo imán. Los guetos de pobres y los guetos de ricos, son opuestos y, para mayor desgracia, complementarios y nada mezclables. Definí el hambre en sus consecuencias finales, al escribir mi poema “Hambre”, hiriente como un dardo intencionado.
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“1 de enero de 1960: espero que 1960 sea mejor que 1959. Sufrimos tanto en 1959 que uno tiene ganas de decir; vaya vaya no más... no lo quiero a usted más... ¡nunca más! Este 1 de enero me levanté a las 7 y fui a buscar agua”.
Tomado de lahaine.org. Traducción de PSdeJ a partir de la Edición Popular, con prólogo de Audálio Dantas.
Texto completo en: https://www.lahaine.org/quarto-de-despejo-diario-de
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
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